En la primera partida conté con refuerzos: Oscar un habitual de los wargames, que quería probar este juego.
La explicación de las reglas fue bastante rápida y enseguida pudimos ponernos al turrón. Oscar además ha jugado los videojuegos y está familiarizado con los enemigos y la ambientación.
La partida comenzó bien: limpiamos el tablero de enemigos y sellamos varios agujeros. Sin embargo, las granadas nos traicionaron y necesitamos demasiado tiempo para re-abastecernos. Al final no pudimos sellar el último agujero de emergencia y fuimos abatidos por un acertado Boomer.
La impresión de Oscar sobre el juego fue en general buena, salvo la consabida dificultad y la sensación de estar un poco maniatado cuando te quedan pocas cartas.
En las dos siguientes partidas del día utilicé a Damon Baird y Dominic Santiago, los dos personajes que aún no habían visto mesa. En la primera partida jugué con ambos formando equipo y a pesar de sellar todos los agujeros de emergencia fueron acribillados por los Locust supervivientes. Sin embargo en la segunda partida, que jugué con Damon Baird....¡VICTORIA!. La habilidad de Damon de coger cartas de equipo ha sido crucial, ya que me ha permitido aprovisionarme de granadas sin gastar cartas. También es cierto que el mapa ha influido: se agradece que la primera loseta forme un ángulo y los Locust tengan puntos muertos en su línea de visión.
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